Play one idea.

Durante el semestre me estoy acostumbrando a estar en constante movimiento. Los retos que me proponen en clase, algunos proyectos personales, y el ocasional antojo de leer un libro nuevo, mantienen mi mente maniaca y creativa satisfecha. Ya descansé algunos días. Ya me puse al día en las series y ya socialicé demasiado. Ah, y no tengo plata para conocer nuevas culturas, ni para llenar mi vacío con ocio y consumismo. No es que esté narrando lo que me ha pasado últimamente (o sí?). Soy de los que no se lamenta, sino que se entretiene con reflexiones complejas y algo de diseño. Sin más cháchara, aquí les comparto algunas de las actividades que me gusta hacer en las vacaciones: Aprender una nueva habilidad Todos los días, el perfil profesional se vuelve más robusto. Es responsabilidad mía entenderme, con fallas y talentos, para saber qué puedo aportar en un futuro proyecto. A veces pasamos de alto habilidades, tal vez porque creemos que “estoy en la universid...

Son muchas las actividades que se mueven en el plazo de un semestre académico. Vivimos cargados de responsabilidades, algunas más divertidas que otras. Lamentablemente, este afán no nos deja con energía suficiente para una posterior reflexión de lo tanto que hemos realizado. No tiene que ser siempre así. Así que me dispongo a escribir sobre algunos aprendizajes/experiencias que me dejó el semestre. El trabajo es el trabajo. No es conveniente, en mi proyección como profesional en diseño, mezclar mis potenciales frustraciones y mi vida personal; así como tampoco mi cuerpo se merece (ni las personas que quiero) que los horarios de proyectos, reuniones o sesiones grupales me obliguen a abandonar celebraciones personales. Se aprende más por fuera del aula, pero este es el lugar indicado para ensayar acerca de lo aprendido. Las notas sí importan. Por un tiempo vivía justificando mi vagancia y mis malos resultados con la excusa de: “En diseño lo que importa es solo el portafolio”...