Diseño Industrial
Diseño Industrial
En diseño industrial no aprendemos a hacer sillas. Nos instruyen en una manera creativa de pensar, identificando oportunidades en las necesidades del usuario y generando alternativas innovadoras, donde, a veces, es un objeto el que resuelve este problema.
Manejamos una metodología única para abstraer perfiles y soluciones y desarrollar productos, experiencias, identidades y demás formas de diseño, teniendo siempre en cuenta a la persona como eje central.
Materializamos ideas, creamos sueños.
El diseñador está en la obligación como pensador y creador de evolucionar y cambiar su rol.
Es nuestra misión proponer soluciones y usar al objeto como un medio para llegar al fin de dejar todo en un mejor estado.
Diseñar se ha vuelto una herramienta del sistema para fomentar el consumismo, debemos cambiar esto y rescatar al diseño como una manera de pensar, no de producir. Tal vez, cuando empezamos a ponerle el apellido industrial (a diseño), pervertimos esta profesión y le dimos más importancia a la parte de industrialización, vista como automatización y producción en masa. Nos hemos desviado de nuestro propósito: Diseñar para humanos, no para el mercado.
El diseño puede ser una herramienta bellísima, siempre que veamos al objeto como un medio y no como un fin. Una herramienta para transmitir información desde códigos sensibles y generar un conocimiento extralingüístico en el usuario. Y es que la interacción que propone el diseñador con su obra corresponde a una intersubjetividad en un colectivo que aprecia la estética desde su desarrollo y condiciones particulares, haciendo un diálogo mental, un juego, un intercambio, abriéndose a una percepción con el objeto y aprehendiendo un valor de la creación que lleva a la transformación.
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