(in)Sostenibilidad: "Obsolescencia Programada"


Hace unos días estaba hablando con algunos amigos alemanes. Ellos me explicaban por qué en su país no se le hacía casi fuerza a los motores eléctricos y una movilidad más limpia; por vocación y economía. Fue así como iba entendiendo que la no-sostenibilidad también se piensa.

Se han dado cuenta como muchos de los objetos que usamos parecen estar diseñados para caducar? Y no habló de que salen unos upgrades atractivos, sino que genuinamente cumplen una vida (casi siempre muy corta) y empiezan las malas experiencias para los usuarios.
Pues este fenómeno tiene nombre propio: "Obsolescencia programada".

La obsolescencia programada como término oficial y cuasi académico data de los años 30. Fue en su momento una gran idea, pues pretendía activar la economía con un nuevo ritmo de vida. La compra frecuente y el consumo rápido eran la salvación para una crisis económica que se sentía en ese momento, pero quedó como una configuración defectuosa para la posteridad.

Es increíble que grandes marcas se hayan reunido para pactar cómo deben ser los objetos y nuestros ritmos de consumo. Phoebus fue un cartel de grandes marcas como Phillips, Osram y Lámparas Zeta. Ellos se encargaban de reducir el tiempo de vida útil de los bombillos. Ponían multas duras a cualquier empresa que intentara comercializar bombillos con duración superior a lo que ellos estipulaban (al rededor de las 1.000 horas). Esto es muy gracioso, sobre todo entendiendo que había algunas patentes que duraban las 100.000h, pero que nunca vieron el mercado. En EEUU incluso rinden tributo a un bombillo, que ha estado encendido por más de 100 años!

Desde el diseño han incentivado este tipo de consumo, que no es nada bueno para nuestro medio ambiente. No se pensaba como un medio con recursos limitados, sino con abundancia infinita.
La madre tierra es rica, pero no por eso hay que explotarla.

El apóstol Brooks Stevens fue uno de los pioneros en lo que yo llamo el "diseño plástico". Seductor, llamativo y con bonitos acabados, pero programado para una vida corta y un impacto superior, lástima.
A la sociedad del consumo parece gustarle los que brilla y se vende rápido. El diseño sexy, pero con pensamiento pobre es uno de los problemas que aquejan nuestra realidad.

Pasó de ser algo secreto y duro, a algo deseado. La obsolescencia programada mueve nuestra economía y nuestra sociedad. Es como un círculo vicioso. A mayor consumo, mayores ingresos. Y con mayores ingresos, los compradores pueden demandar más. Así se produce más y se aumenta nuevamente la tasa de consumo rápido.

Además de este fenómeno social, las empresas están aferradas a una filosofía que no es sostenible en lo más mínimo. El lema de "crecimiento" es otro cáncer que enferma, poco a poco, nuestra conducta humana y al planeta con nuestra arrogante ambición.
¿Es posible un de-crecimiento? No sé, pero es necesario.
Necesitamos pensarnos sistemas donde los recursos, las personas y los intereses estén en armonía. Donde los límites sean respetados y la humildad se abrace con la economía sana.

Mi aporte ya está corriendo y es vigente por lo que me queda de carrera. Intento generar ideas para una industria antropocéntrica, pero no tan egoísta, tal vez ecológica. Sí, ese concepto me gusta mucho más: una INDUSTRIA ECOLÓGICA. Algunos habrán escuchado acerca de mis "muebles de temporada", o de la intervención que se hizo en el salón de clases para concientizar a los estudiantes acerca de los prototipos rápidos que siempre botamos después de una entrega.
Esperen más iniciativas así, bien pensadas y atrevidas.

Con Cariño,
David Marin R.

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