A veces, el buen diseño es ningún diseño en absoluto...

Llevaba varias semanas cuestionándome: "Qué es lo que quiere y necesita el cliente".
Al parecer tenía ya montada una planta de producción para exportar miles de unidades, una receta efectiva y un público que se vería beneficiado con su producto. Que además de innovador se ve delicioso.

El reto era diseño de empaque. Desde un inicio empezaron los contratiempos con una hospitalización que me dejó atrás en mi proceso, el proceso que me hubiera encantado seguir en este reto.
Pero tomarse el tiempo en el camino te da claridad y lucidez, a veces pienso demasiado abstracto, demasiado irreal.
Es algo que he venido aterrizando con los años: Una cosa es un diseño radical, y otra es un diseño necesario. Aunque nos encanta la locura de la innovación radical, el mundo se mueve de manera incremental, y así también se conciben los grandes adelantos.

Por supuesto, al querer ponerme al día pensé en algo llamativo, ideas raras que pudieran interesar o asombrar. Pero faltando un par de días para la entrega, el cuestionamiento se hizo más grave: "¿Estoy diseñando para mi ego o para satisfacer la necesidad del cliente?".

Acabo de analizar la interacción con el producto actual, su sistema de producción y la identidad gráfica; estoy a menos de 24 horas de la presentación final, y les diré: "Ustedes ya tienen lo que necesitan."

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