De técnico a intérprete
Una idea es creativa cuando es nueva para la gente que la usa o la evalúa, y (al menos alguien) cree que puede ser valiosa para él o para otros.
-Robert I. Sutton
Cada persona tiene un grupo de aptitudes y potencial en su ser que puede desarrollar a forma de profesión. Estas habilidades se encuentran en dos grandes grupos: Las llamadas hard skills y soft skills (habilidades duras y suaves). Este puede ser un tema de muchas líneas; esta publicación habla de la transición creativa entre una y otra, del objetivo genérico al criterio subjetivo: la evolución de técnico a intérprete.
La innovación es un concepto que cada vez es más cercano al público. De pronto esa idea del loco creativo se vuelve difusa y entendemos que esta capacidad se puede desarrollar por cualquier persona. Sin embargo, algunos enfoques generan o vinculan ciertos tipos de innovación.
Encontramos la incremental y la radical. Ambas poderosas, ambas muy válidas, pero con un alcance y proyección diferentes.
La parte incremental está ligada al avance apenas necesario impulsado por el mercado. Es, generalmente una conexión de cambios mínimos (aunque pueden ser significativos en la experiencia).
Otra con que vivimos evoluciones importantes, aunque tal vez no hemos reflexionado sobre esto, es la innovación tecnológica que puede ser radical con la adopción de nuevos enfoques para resolver problemas de una mejor manera, apoyándonos en los avances intelectuales y de técnica.
Estas son las que yo conocía desde hace rato, las que a muchos nos enseñan. Pero existe una que surge desde nuestra profesión: La innovación impulsada por el diseño.
Pensémoslo así: si una agencia quiere innovar de forma contundente y radical, tener exclusivamente un enfoque del diseño centrado en el usuario no le garantizará un éxito en crear o expandir su mercado. Muchas veces diseñamos exactamente lo que nos pide el cliente/usuario y limitamos el proceso. Nos resguardamos e intentamos validar nuestra intención creativa con metodologías objetivas y más o menos tradicionales.
Es difícil encontrar en el nivel académico alguna persona que esté dispuesta a diseñar, validar y sustentar un proyecto desde su total subjetividad. A veces se limita al diseñador con líneas de trabajo que buscan seguir los valores y criterios colectivos; acción bien intencionada, pero que no incentiva el desarrollo del juicio personal.
Si nos tomáramos más tiempo explorando quiénes somos y cómo podemos expresar esta personalidad-individualidad en nuestros productos, llegaríamos inminentemente a un momento donde, a diferencia de diseñar para usuarios, o el mercado, PROPONEMOS SIGNIFICADOS DE DISEÑO.
Y esto es la innovación impulsada por el diseño: Innovar en significados y en su relación, mediante la interacción, con las personas.
Existen algunos con facultades creativas muy desarrolladas, al punto que pueden parecer psíquicos. A veces, acceden con tal facilidad a buenas ideas que, se podría decir, les llegan por obra divina o voz celestial. Pues desmitifico eso con la siguiente frase: “La inspiración empieza cuando la musa expira”.
Las epifanías se construyen con mucho bagaje, estímulos y experiencias que se recogen con el tiempo. Un intérprete es entonces aquel que disfruta la investigación, la experimentación y que encuentra el momento exacto, la oportunidad de oro, para mezclar sus conceptos personales con posibilidades de materialización. Básicamente, el que está constantemente en el ejercicio activo de aprender, descifrar y desarrollar inspiración para el Diseño.
Esta capacidad crítica de explorarse para innovar no es exclusiva de los estudiantes o profesionales de Las Bellas Artes, la ingeniería o el diseño en sus múltiples facetas. Es posible tener una interpretación y algún intento por entender su área que sea potencialmente útil para la convergencia e implementación en un proyecto de Diseño.
Claro que se mueve más en los círculos y redes de creativos; sería muy interesante estudiar cómo o quiénes son los encargados de interpretar el diseño en Colombia y dictaminar, mediante su opinión fundamentada, si un proyecto será exitoso.
Esta es una posibilidad, transmutar el enfoque como diseñador y pasar de satisfacer necesidades a proponer visiones. Antes que cualquier cosa, los diseñadores somos personas, personas con intereses similares a la de nuestros clientes o usuarios potenciales. Algunos aseguran que el mercado no sabe lo que quiere y que el consumo se mueve con las masas. Tal vez una visión bien encaminada pueda generar una masa crítica lo suficientemente significativa para mover al público por un camino positivo. Tal vez la inspiración y el criterio personal de algún proyectista sea la disrupción y el nuevo enfoque radical que nos lleve al bienestar y a la paz como consumidores de Diseño. Puede ser que con el pensamiento y la emoción de algunas personas, encontremos nuestro lado más humano tras la interacción con el mundo artificial. Diseñar para resolver necesidades por caminos puntuales y académicos no es necesariamente la visión que necesitamos para un futuro mejor.
El método está bien, pero a veces es mejor escuchar al corazón. Que la institucionalización del diseño no nos robe la la alegría de crear por diversión.
Este artículo está inspirado en el libro de Roberto Verganti: Design-driven innovation (2009)
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