[Mis experiencias con los semilleros] Sociología del diseño

Uno de los detonantes para la creación de este blog es dar información a esos curiosos que no se conforman con el salón de clases. Existen espacios geniales donde se puede seguir trabajando; otras metodologías, técnicas y perspectivas que te nutren y te inspiran para seguir pensandote como profesional.

Sociología del diseño es el primer semillero al que ingreso en mi vida universitaria y, lo admito sin reservas, satisface y excede mis expectativas. Es, además, un espacio donde se condesó demasiado conocimiento, tanto práctico como ideológico (y a mí que me encanta empezar a enredarme con todo esto). Una vez a la semana asistía a sesiones muy diferentes que me ayudaron a ver los objetos y a mí mismo de una forma más amplia y rica.

Me encantaría haber desarrollado esta página antes y poder regarme en los contenidos de cada sesión, pero ahora les comparto un breve resumen.

En los primeros semestres de mi carrera como estudiante de Diseño Industrial, entendí algo de las metodologías. Existían sistemas en los que me movía y técnicas especiales para  el desarrollo del ejercicio de diseño. Sin embargo, me di cuenta que los modelos que empezaba a interiorizar, a veces a apropiar, no saciaban mi sed de conocimiento. Para mí no era suficiente aplicar; quería investigar activamente, comprender, conceptualizar, crear y validar alguna forma de pensar con la que pudiera entender las relaciones objetuales con los sujetos. Quería aprender a pensarme la investigación, no solo aplicar formatos y pasos dictados previamente.

En este semillero, me encontré con algunos recursos bastante curiosos: Uno de ellos fue la deriva experimental. Básicamente es un ejercicio de observación y recorrido a través de espacios, donde el foco íntimo que adoptamos muchas veces al caminar, se vuelve un laboratorio social que evoluciona deambulando. Empezamos a ver detalles en cada personaje que se atraviesa y su relación con el espacio. Entendemos que debemos salirnos de nuestra cabeza y dejar que otros narren la historia. Puede ser muy interesante. Nos pensamos la sociedad de otra forma.

Hubo varias sesiones igual o más curiosas, cartografiamos los fantasmas en la universidad, discutimos problemáticas emergentes e innovación social, entendimos facetas de apropiación cultural, aprendimos a traducir y transmitir mensajes con recursos visuales… Realmente fue mucho aprendizaje.

Si tuviera que condensar este año de trabajo, mi reflexión diría algo así: “Entendí que además de ejercer técnicamente el diseño, puedo pensar y sentir. Puedo esbozar a libertad algún método y generar nuevos códigos, o decodificar de forma innovadora los que me han transmitido. El diseño bien pensado permite plasmar, crear y materializar sistemas de pensamiento abstracto en productos prácticos y funcionales.”

Para nuestra fortuna, estas sesiones no se van a quedar solamente en apuntes y garabatos. La segunda fase fue concretar un producto y materializar el aprendizaje colectivo. Aquí aplicamos lo que estamos desarrollando como “Carteleología”.

Y, qué es eso?

-”No es un concepto exacto; más bien es una forma de proceder, de aporte particular y colectivo. En este proceso se van configurando diferentes pigmentos. Se mezcla, se disuelve, se agrega y se elimina. Algunos insumos sirven de ingredientes para el producto final, otros, en cambio, alimentan la receta.

Si se deja reaccionar estos insumos por el tiempo correcto, se forma una masa manejable a la que después se le puede dar una forma concreta (dependiendo de los instrumentos disponibles).

Al final queda registrado un objeto de alto valor personal y colectivo: este transmite el conocimiento y el estilo del grupo a través de un mensaje, de un cartel.”

La salida a carteles La Linterna fue el concluir de tantos meses de trabajo; una experiencia enriquecedora y juguetona… pero la narración de ese día particular, no va en este texto. Esa queda con los miembros del semillero y su complicidad.